"S'ha momit", dijo Andrea cuando vio a 'Seis' inmóvil en el fondo de la pecera. Marta tuvo que enviarlo al mar, a que nadara con otros amiguitos. Hoy 'Cinco' ha seguido la misma suerte que 'Seis'.
Cinco y Seis eran los dos peces de colores que compramos hace quince días para Andrea. Poco han durado, los pobres. La verdad es que no imaginaba lo complicado que podía resultar tener dos peces naranja en una pecera. Cuando te los llevas a casa te lo pintan todo muy fácil; "con cambiarles una parte del agua cada dos o tres días, y darles de comer (no mucho) deberían durarte". La letra pequeña te la cuentan cuando vas a por el primer sustituto; "el agua nueva, que esté a la misma temperatura que la de la pecera", "si se la cambias menos a menudo, mejor".
¡Coño! Si hubieras especificado un poco más el primer día, no habría hecho falta coronar a Seis II.
Bueno, pues a pesar de la nueva política de cambios de agua, Cinco no ha sobrevivido. Y lo peor es que Seis II (en adelante, Seis a secas) no tiene buena cara; flota de lado en la superficie de la pecera la mayor parte del tiempo.
Lo de estar de lado lo achacamos a un defecto en la cola, ya que le falta casi un lado entero. Pero acabo de leer en internet que puede deberse a una inflamación en la vejiga, ¡porque no le remojamos la comida antes de dársela! Por lo visto se hincha cuando se la comen.
Así que añadimos a la lista de letras pequeñas "¡¡y remójale la comida durante unos minutos antes de dársela!!"
Ya veremos si el pobre Seis sobrevive hasta que le traigamos a Cinco II. Mientras tanto habrá que ir preparando la explicación para Andrea, que cuando la acostamos tenía dos peces naranja en su pecera.
domingo, 27 de mayo de 2007
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