miércoles, 5 de diciembre de 2007

Blade Runner (friki days)

Llevaba tiempo esperando a que saliera la nueva versión de Blade Runner. En realidad, no me interesaba la nueva versión, sino la posibilidad de ver en cine una película que sólo habíapodido ver en VHS. El caso es que hace un par de semanas, un compañero de trabajo, casi tan friki como yo para estas cosas (si, soy un friki, pero lo disimulo bien en favor de la salud social de mi amada esposa) me dijo que ya había salido y que había ido a verla. ¡El día había llegado! Pero lo que me acabó de decidir fue cuando me enteré de que la echaban en V.O.S. ¡No podía dejar escapar aquella ocasión! (véis como soy un friki!).

Así que me armé de... de nada, que para ir a ver Blade Runner no hace falta nada, y me fui al Kinépolis de Paterna. Pedzo de cines, por cierto. Da igual donde te pongas. Las pantallas son enormes, y hay una distancia considerable a la primera fila, así que aunque te toqué allí se ve de puta mare.

LLego al cine, un martes cualquiera de noviembre, y allí no llegábamos ni a cuatro gatos. Dos y medio como mucho. Entro a la sala, y medio gato; diez o doce frikis, entre los 30 y los 45, en grupitos de dos o tres, haciendo comentarios eruditos sobre la versión de 1982 y sobre lo que habían leído de la nueva versión, un par de parejas y dos o tres despistaos como yo, que íbamos solos. Que conste que no critico a los 'aprendices de Garci'; que si yo no hubiera ido solo, hubiera sido el primero en apuntarme a la tertulia de 'que grande es el cine'.

Pero bueno, a lo que vamos. La película una pasada. La última vez que la vi, creo que fue en el instituto, en clase de 'ética'. Y lo cierto es que lo que mejor recordaba era la estética de la misma, y el ritmo pausado con el que transcurre. Se puede masticar cada escena, y cada escena es un espectáculo en cuanto a fotografía, iluminación, composición.

Una de las cosas por las que me gusta ir al cine es porque en televisión cortan las películas por los lados, porque parece que hay mucha gente que prefiere ver toda la tele llena. Pero en películas como esta, es un auténtico crimen. En algunas secuencias, cortar la imagen por cualquier lado es cargarse completamente la composición.

La estética de la película es brutal. Una imagen del mundo en 2019 globalizado, dominado por grandes multinacionales, sórdido y en decadencia. El aspecto de la gente, y de la moda, no muy lejano al aspecto que podemos ver hoy en día, aunque influido por la estética de los 80. Y eso sí, lleno de pantallas por todas partes... de pantallas de tubo claro. De TFTs, nada de nada.

En fin, una obra maestra del cine.

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