jueves, 13 de diciembre de 2007

Corfú 2


El lunes, segundo día del congreso, me tocaba leer a primera hora de la mañana, así que no estiré mucho la velada (ved el episodio anterior). Además, pensé que podía ser buena idea levantarme antes de la salida del Sol, y hacer algunas fotos con mejor luz que el día anterior. Así que, ni corto ni perezoso, a las 6 y media (5 y media hora española) me levante. Con más sueño que vergüenza, y cámara en ristre, bajé a la planta principal del hotel y empecé a deambular por los jardines.

Como el hotel está construido en forma de terrazas, hay varias plataformas desde las que hay una buena vista del mar, y del propio edificio. Las piscinas, situadas en el borde de cada terraza, y rodeadas de pequeñas edificaciones de aspecto mediterráneo, me hacían tener la sensación haberme colado en un poster de agencia de viajes. Así pasé un rato, hasta que la luz empezó a perder esa magia que sólo tiene durante la salida y la puesta del sol.







Tras un merecido desayuno (digo yo que después de haberme levantado a las 6 ¡bien me merecía un desayuno!), recogí los bártulos fotográficos, y me enfundé de nuevo la mochila y la chapita de congresista despistado, para irme a la sala de conferencias, y pasar el resto de la mañana asistiendo a las diferentes sesiones.

Pero antes de continuar con el viaje, quiero dedicarle unas lineas a los amantes de la cocina (¡me temo que estoy rodeado de ellos!). En la entrada de ayer no hice ninguna mención a la comida, así que hoy voy a dejaros algunas notas sobre lo que comí los dos días. Para comer nos bajamos a un chiringuito que había junto a la playa, al pie del hotel. Lo cierto es que, no conociendo la cocina griega, me iba a tener que fiar de lo que me sirvieran (siempre que como en el extranjero un plato más o menos típico, pienso en las paellas que ofrecen, por ejemplo, en los bares del Paseos del Prado en Madrid). Pero no me llevé mala impresión.

Del menú me llamaron la atención, además de la Moussaka, dos platos que se llamaban pastitsio y pastisada. De acuerdo con las explicaciones de la camarera que nos atendió, era dos platos de pasta con carne. El primer día, que ya os relaté en la entrada anterior, me decidí por la pastisada. Se trata de un estofado de carne, con salsa de tomate, y mezclado con espagetis. La carne me resultó bastante similar al estofado de ternera que se prepara aquí en España, pero mucho más sabroso y especiado. El segundo día, en vista de que el día anterior la comida me había parecido bastante casera, pedí un plato de mousaka. De nuevo, salvo por las especias, más abundantes que lo que es habitual aquí, he de decir que no me sorprendieron excesivamente los sabores. Pido disculpas a los blogosféricos cocinillas, porque no hice fotos de la comida. Prometo portarme mejor la próxima vez.


Y por hoy vamos a dejarlo aquí. Tras la comida volvimos al hotel para asistir a la sesión plenaria de la tarde, y al finalizar decidí que era hora de hacer algo de turismo. ¡No iba a estar dos días en la isla y no ver absolutamente nada! Pero esto ya os lo contaré en una nueva entrada.

6 comentarios:

Jero Moreno dijo...

Esto sí que es volar al paraíso... Las fotos son impresionantes. Respira profundo por ahí. El aire parece de los que dan vida.

Un saludo!

El Sastre de Ulm dijo...

Le dijo la sartén al cazo!!

je je je :D

Que tu aterrizas ahora, también de tomar aire!

Coffee and Vanilla dijo...

Love the sunset photo :)

Anónimo dijo...

Como se llama ese hotel con capilla? Es precioso,y me gustaria ir a ese hotel,gracias!

El Sastre de Ulm dijo...

El el hotel Marbella.
Es muy espectacular, con todas las piscinas y terrazas sobre el mar.

Anónimo dijo...

Muchas gracias! Muy amable!